CONFIRMACIÓN – La plenitud del Espíritu Santo

Pero el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, los consolará y les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que yo les he dicho.

Juan 14:26

1. ¿Qué es la confirmación?

Es un sacramento, algo que santifica. Es un punto de encuentro con Dios. Recibes el Espíritu Santo en plenitud, como en Pentecostés. Y una fortaleza especial para llevar el Reino de Dios a todas partes. Cristiano significa ungido.

Los “sacramentos de la iniciación cristiana” son el Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación. La vida cristiana, sin la Eucaristía y la Confirmación, es como una semilla poco desarrollada que no da frutos.

2. ¿Qué efectos produce?

Efusión plena del Espíritu Santo. Imprime el carácter. Afianza la filiación divina. Te une más firmemente a Cristo. Fortalece los dones del Espíritu Santo. Te vincula más a la Iglesia y a su misión. Te da la fortaleza del Espíritu, para difundir y defender la fe, con palabras y obras, como testigo de Cristo.

Un barco de remos avanza lentamente, con esfuerzo. Con una vela, avanza rápido. El Espíritu Santo te impulsa como el viento, hacia la santidad.

3. ¿Quién puede recibirla?

Todo bautizado aún no confirmado. Debe estar en gracia (si no, es válida, pero no da fruto hasta estar en gracia). Profesar la fe. Estar preparado, para ser testigo de Cristo (catequesis previa). Tener uso de razón (en peligro de muerte, también a un niño) o 14 años (lo decide la Conferencia Episcopal).

El “sacramento de la madurez cristiana” es la plenitud del bautismo. Al inicio, al niño se le bautizaba y confirmaba en la misma celebración.

4. ¿Quién es el ministro?

El obispo, como sucesor de los apóstoles, para unirte más a la Iglesia, a los apóstoles y a su misión de dar testimonio de Cristo. En caso de necesidad, puede facultar el presbítero

5. ¿Cómo es la ceremonia?

La Confirmación (confirma, refuerza la gracia bautismal) o Crismación (unción con el crisma, rito central del sacramento) se administra en la misa, después de la homilía.

Comienza con la renovación de las promesas del bautismo de los confirmandos (renuncia a Satanás y profesión de fe). Imposición de las manos del obispo sobre todos los confirmandos (oración para que el Padre envíe su Espíritu). Unción con el Crisma en la frente de cada confirmando (con el pulgar de la mano derecha y en forma de cruz: N. “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”). El Santo Crisma es aceite de oliva mezclado con perfumes, consagrado, bendecido por el obispo.

El padrino (hombre o mujer) conviene que sea el mismo del bautismo (católico, eucaristía, confirmado, vida coherente con la fe, al menos 16 años, no sean los padres, no pena canónica).

6. ¿Qué es el carácter o sello espiritual?

Es la marca o sello del Espíritu Santo en tu alma. Es indeleble, imborrable. Se recibe una vez en la vida. Perfecciona el sacerdocio común, para confesar a Cristo públicamente, como en virtud de un cargo. Indica que perteneces totalmente a Cristo y estás a su servicio y que Él te protege.

7. ¿Quién es el Espíritu Santo?

Es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Procede del Padre y del Hijo. Es el Amor de Dios. Es Dios (eterno, omnipotente, etc.). Y es una Persona, no una fuerza (habla con Él).

El Espíritu (soplo, aire, viento) o Paráclito (abogado, Consolador) es el Espíritu de Verdad, de adopción, de Cristo. Guía la Iglesia.

8. ¿El Espíritu Santo es el Santificador?

Su misión es hacerte santo. Que experimentes la alegría de saberte amado y habitado por Dios. Llena tu corazón de amor de Dios, de vida sobrenatural. Desde tu bautizo, trabaja tu alma como un jardín. Eres templo del Espíritu Santo.

9. ¿El Espíritu Santo es el Modelador?

El Modelo es Jesucristo. El Modelador es el Espíritu Santo. Ser santo es parecerse a Jesús. El artista convierte un bloque de mármol en una figura. El Espíritu te transforma en una imagen viva de Jesús. Da a tu corazón la forma de Jesús.

10. ¿Cómo puedo relacionarme con el Espíritu Santo?

Llámale, cada día. Dile: Ven, oh Santo Espíritu. Escúchale. Docilidad, dile que sí. Discernimiento, pídele consejo. Él ilumina tu entendimiento, fortalece tu corazón, inflama tu voluntad. Que no sea el Gran Desconocido o Ignorado.

11. ¿La acción del Espíritu Santo te cambia automáticamente?

No. La acción de la gracia supone un proceso de maduración. Exige tiempo, lucha, correspondencia por tu parte. Te hace capaz de mejorar, pero debes luchar.

Los dones y frutos del Espíritu Santo se pueden aprovechar o no. La gracia no destruye tu libertad. Si te enseñan a leer, y después no lees nada, de poco te sirve haber aprendido a leer. Recibes un regalo para poder cumplir una misión. Te dan unas semillas para que prepares el terreno, siembres y recojas la cosecha.

12. ¿Qué son los frutos del Espíritu Santo?

El Espíritu Santo actúa en tu alma y la perfecciona. El resultado, como los frutos de un árbol, es que tu corazón está lleno de amor de Dios y de amor a los demás. Los frutos, según san Pablo, son doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. Es un modo de explicar cómo el Espíritu Santo transforma tu corazón.

13. ¿Qué son los dones del Espíritu Santo?

 

Unos poderes espirituales, para vivir como hijo de Dios. Son hábitos sobrenaturales. Completan, perfeccionan las virtudes teologales. Facilitan seguir la gracia. Son como peldaños de una escalera que te eleva al cielo.

Sabiduría

(perfecciona la caridad): el conocimiento que tienen los santos de Dios, experimentan su amor, y ven las cosas como las ve Dios.

Entendimiento

(perfecciona la fe): ilumina la inteligencia, para conocer la fe en plenitud. Un corazón impuro no ve a Dios.

Consejo

(perfecciona la prudencia): para elegir, en los detalles, lo mejor para tu santidad y orientar a otros en su vida interior. La falta de humildad, el apegamiento al propio juicio, la precipitación en el obrar o la vergüenza, lo dificultan.

Fortaleza

(perfecciona la fortaleza): para ser firme en la fe, constante en la lucha, fiel en la perseverancia, y para vencer, pese a la debilidad. Facilita los actos de fortaleza, incluido el martirio, para cumplir los deberes religiosos, familiares y profesionales, tener paciencia en la enfermedad, constancia en dar testimonio de la fe o ejercer la corrección fraterna. Lo dificultan, los caprichos, el egoísmo, la comodidad, la vergüenza ante el ambiente adverso o la tibieza.

Ciencia

(perfecciona la fe): para ver al Creador en la creación y si las cosas te acercan o alejan de Él.  La concupiscencia de los ojos, el deseo desordenado de los bienes materiales o buscar la felicidad solo aquí, lo dificultan.

Piedad

(perfecciona la justicia): enseña a tratar a Dios como un hijo, con confianza y ternura, a identificarse con su voluntad, y a vivir la fraternidad con todos. Lo dificultan, la autosuficiencia, el orgullo o el desprecio de los demás.

Temor de Dios

(perfecciona la esperanza y la templanza): evita la presunción y modera los apetitos sensibles. El miedo al infierno también ayuda a convertirse. Pero amar es temer ofender a Dios porque es tan bueno. Aborrece el pecado, medita los Novísimos (muerte, juicio, infierno, purgatorio, cielo), huye de las ocasiones de pecado, purifica tu corazón, examina tu conciencia, sé fiel a las gracias. La pérdida del sentido del pecado, el pecado venial deliberado, la tibieza o la soberbia, lo dificultan.

PARA SABER MAS

«Por el sacramento de la confirmación (los fieles bautizados) se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu Santo, y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras»

Lumen Gentium