Los niños también rezan si se les enseña

Una pequeña historia de un padre que sigue con alegría la acción del Espíritu Santo en las almas de sus hijos. No nacen enseñados, también necesitan aprender a rezar y dedicarles el tiempo de conversación necesario para la comunicación.

Se hizo el silencio en la habitación que estaba a oscuras. Y cuando pasó bastante más tiempo del que suele aguantar un niño callado…

– ¿Ya se los has contado?

– Todavía me falta decirle más cosas de lo malo que es mi hermano…

Consumidos los minutos necesarios, el chaval le manifestó a su padre que ya había acabado. Y al darle el beso de despedida y en un tono de reproche a lo que pensaba había sido un largo monólogo delator de faltas ajenas, le preguntó si Él le había hecho ver algo:

– Sí papá. Jesús también me ha dicho por dentro que lo de la pelea con mi hermano es muy fatal.

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Categorías: Familia